El Salvador cuenta con una
riqueza cultural muy grande, entre danza, dialectos, costumbre, tradiciones y música.
Lamentablemente año con año se va perdiendo nuestra identidad a causa de las
subculturas extranjeras, aquí tenemos parte del patrimonio cultural
salvadoreño, especialmente de la música, los instrumentos con los que antes nuestros
antepasados creaban piezas musicales aún perduran y forman parte de nuestra
identidad cultural de ello podemos mencionar:
El Tambor:
A la llegada de los
españoles existían en El Salvador varios tipos de membranófonos (tambores)
entre los cuales estaba el llamado “Atahualné”. El “Huehuetl”, hecho de muy
buena madera (como nogal, entre otros),
cilíndrico, de 40 cm. de diámetro, labrado y pintado por fuera. Un extremo era
tapado con un parche de cuero de venado curado, de tal forma que permitiera la
vibración libre del mismo, obteniendo así un sonido fuerte y claro
Originalmente, fue hecho del
tronco de un árbol hueco (aguacate) de montaña, de gran peso, en su exterior
presentaba figuras pintadas con diferentes colores y llevaba dos parches.
El parche inferior,
transparente en este ejemplo, tiene unos bordones que vibran cuando el parche
superior se golpea con baquetas de madera. Los bordones pueden ser de tripa o
nailon y su número puede ser de ocho a veinte.
Hay dos diferentes sonajas que son la sonaja
tradicional y la de cascabeles:
Es un instrumento idiófono sacudido muy
rudimentario, que consta de un soporte de madera de formas variadas (desde una
“Y” hasta un círculo o un rectángulo) el cual es atravesado de alambres o
cordones fuertes donde van ensartadas un número variable de chapas semejantes a
las de la pandereta. Al agitar este soporte y golpearlo contra la mano o el
muslo se produce un ruido estridente y brillante a causa del choque de las
piezas metálicas o “sonajas”, que dan nombre al instrumento. Es un instrumento
de percusión utilizado para acompañar el baile y algunos cantos tradicionales. Se puede encontrar en toda la Península en
diversas variantes.
El Ayacaxle: Es Una maraca hecha de la fruta del árbol de "Morro" pero perforada con muchos agujeros y rellena de pequeñas semilla o piedrecillas, se utiliza para la ejecución de algunas danza de la zona oriental de nuestro país como en la "Danza de los Emplumados de Cacaopera "del departamento de Morazán.
La Caramba:
A veces se dice que es
indígena, sin embargo no es actualmente parte de la cultura Lenca, ni de la
Maya-Chortí, que son las culturas indígenas de occidente; La mayoría de los
musicólogos están de acuerdo en que es de origen africano y fue traída por los esclavos
que vinieron a trabajar en las minas durante la colonia.
La caramba no es un
instrumento fácil de escuchar, la gente solo tiende a escuchar el toque de ¨El
palito¨ de manera que las personas tienden a pensar que es un instrumento
monótono, aburrido y lo peor sin sonidos atractivos al oído sin embargo lo que
supuestamente se tiene que escuchar es el sonido del ¨guacual¨ cuando se toca.
La melodía la da el que la toca, abriendo y cerrando la mano con la mano el
lugar acústico (espacio por donde sale la música), en el guacal cada vez que
se oca la cuerda con el palito.
El teponaztli, teponaztle,
teponaxtli, teponaxtle, tinco, teponahuaztli, tepenahuasqui, tunkul, bit'e (en
México) o tun (en Guatemala y El Salvador) es un instrumento musical a tipo de
tambor de hendidura de origen mesoamericano utilizado por los aztecas, los
mayas y las culturas relacionadas. El Teponaztli consiste en un tronco de árbol
grueso, ahuecado por abajo para que se forme una cámara de resonancia.
Los Teponaztli están hechos
de troncos huecos de madera dura, a menudo endurecidos al fuego. Como la
mayoría de los tambores de hendidura, el teponaztli cuenta con tres aberturas
en su parte superior, cortados en forma de "H". Las lenguas
resultantes son entonces golpeadas con pelotas de goma sobre mazos, que a
menudo son hechas de astas de ciervo. Dado que las lenguas son de distintas
duraciones, o tallados en diferentes grosores, el teponaztli produce 2
diferentes superficies de las parcelas, por lo general un tercio o un cuarto
aparte.
Huehuetel:
El huēhuētl es un tambor de origen
prehispánico, usado por aztecas y otras culturas relacionadas. Consiste en una
especie de tambor tubular construido con el tronco de un árbol ahuecado,
colocado verticalmente y abierto en su fondo. Este instrumento puede ser
percutido a mano o con baquetas de madera. Se sustenta en tres soportes
tallados en la base y posee ranuras en la base. La parte superior estaba
cubierta con una piel estirada, generalmente de ocelote. Al igual que el
teponaxtle, estaba exteriormente grabado con figuras y leyendas alusivas a los
ritos a que se destinaba, o bien con figuras humanas, zoomorfas o geométricas.
Era de variadas dimensiones. Se sustenta de 3 soportes tallados en la
base y también posee ranuras en la base.
El carapacho de tortuga es
un instrumento de percusión de origen mesoamericano. Se trata de una concha de
tortuga que se golpea o se raspa con un cuerno de venado o un palo de madera.
El carapacho de tortuga se puede tocar sujetándolo bajo el brazo o recargándolo en una superficie, y se puede percutir en ambos lados de la concha, ya sea en
la parte convexa o en la parte plana.
Este instrumento se prepara
extrayendo la parte interior del quelonio, hasta dejar únicamente la coraza del
animal que consta de dos partes: una dorsal, que es el caparazón, carapacho o
espaldar, y otra ventral, constituida por el peto o plastrón. El espaldar y el
peto se juntan solamente en los flancos del cuerpo del animal, dejando
aberturas por las cuales salen la cabeza, la cola y las patas.